Bolivia contra el comercio

En Chile el arancel aduanero es 6% mientras en Bolivia es 10%, un comerciante chileno puede liberarse del arancel aduanero sí importa de un estado con el cual su país tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC), Chile tiene 26 acuerdos comerciales con 64 mercados, posibilitando a los chilenos poder importar libremente desde la China, Estados Unidos, Unión Europea, Japón, etc., similar situación viven los peruanos, mientras que los “opulentos” bolivianos no tienen TLC alguno.

Los políticos y dirigentes empresariales bolivianos no entienden la dinámica del libre comercio internacional, creen que Bolivia crecerá endureciendo sus leyes. Los empresarios inscritos en sus federaciones velan por sus propios intereses mercantilistas y piden duras sanciones contra los comerciantes no inscritos, que son la mayoría, a quienes los califican de contrabandistas e informales, creando un círculo hermético de protección, los demás, sálvense como puedan.

En esta alianza perversa, gobernantes y empresarios afiliados, muchas veces empresarios que hacen tratos con el Estado en la provisión de bienes y servicios, a quienes con justa causa llamamos: “empresaurios”, por los beneficios sin competencia abierta, por ser privilegiados con monopolios, licitaciones y adjudicaciones; estos, han convenido perseguir militarmente a los comerciantes en las fronteras, de ser necesario usar armas y matar, tanto es así, que la primera semana de mayo conocimos la denuncia del Sindicato de Transporte Sabaya, quienes acusaron a los efectivos de la Unidad de Control Aduanero (UCA) de ser responsables de un accidente de tránsito donde murieron 6 personas y 9 quedaron heridas, la denuncia: “Estuvieron disparando a un vehículo y por huir se estrella con nuestro surubíes”, se puntualizó. Además, Bolivia otorga recompensa a quienes delatan la importación ilegal, como otorgar parte del botín después del robo. En algún momento de racionalidad jurídica se analizará cómo se atenta contra la libertad económica con estas medidas coercitivas que implican robo y muerte.

En Cochabamba, se arremete contra las tiendas que venden productos, artefactos, tecnología y maquinaria que no se producen en Bolivia, bienes de los cuales, los pocos empresarios confederados se benefician, pero estos piden mano dura contra el contrabando e informalidad. Contrabando e informalidad que son consecuencia de la represión del libre comercio por parte del Estado, el desempleo producido por la quiebra de empresas por leyes estatales, pero se implora curar la enfermedad del desempleo aumentando más dosis del virus estatal.

En oriente, la mayoría aplaude la represión de comerciantes informales de los mercados populares aunque estos sean víctimas de robo y saqueo de sus productos vendidos en carretillas, que se acomoden en un galpón con techo llamado “nuevo mercado”, sobre un terreno expropiado sin pago justo a sus propietarios, total, aquí no interesa la propiedad privada a la hora de ocultar lo incomodo bajo la alfombra.

Bolivia está empeñada en reprimir el comercio por todos sus frentes, ha declarado la guerra en contra del intercambio pacífico de bienes y servicios, ha decidido dispararse el pie como lo hizo Venezuela declarando la “guerra económica”.

Pero millones de informales pedimos libertad de trabajo, libre comercio nacional e internacional, respeto de la propiedad privada para poder crecer, para eso las normas deben premiar el emprendimiento con facilidades para acceder a la formalidad, simplificar los trámites, eliminar valores, tasas e impuestos, flexibilizar la norma laboral, eliminar el ROE, etc.

*Foto: Accidente en Pisiga, se puede observar a miembros del UCA tomando la mercadería.