Alasitas y capitalismo. ¿El Ekeko divinidad andina capitalista?

Dentro de la lista de contradicciones en las que incurren la mayoría de los bolivianos tenemos: la incompatibilidad entre lo que se apoya y lo que se hace cotidianamente. Por un lado, una mayoría de bolivianos apoya gobernantes que manifiestan abiertamente conducirnos al socialismo, pero en la realidad, el pueblo boliviano consciente o inconscientemente rinde culto al capitalismo.

La fiesta de la Virgen de Urkupiña, por ejemplo, nos muestra está que resulta una de las más grandes contradicciones bolivianas, a saber: tenemos feligreses socialistas que suben al cerro de Cota para extraer piedras con el fin de que estas sean bendecidas para obtener prosperidad económica y propiedad privada, mientras más grande sea la piedra, más grande será la bendición y la riqueza.

Del mismo modo, miles y miles de personas asisten a la feria de Alasitas en La Paz, en el mes de enero y a otras ferias en otras regiones donde se celebra las Alasitas, como en la fiesta de la Virgen de Urkupiña, con el objetivo de comprar y vender miniaturas, réplicas exactas de los objetos reales, con la finalidad ritual de que las mismas se conviertan en realidad bajo los auspicios de la deidad aymara llamada Ekeko, que es el “dios de la fortuna, abundancia y felicidad”, según la religiosidad andina para obtener su bendición; como en la religiosidad católica de acuerdo a la celebración de cada región y cada santo, se espera prosperidad material, bendición y auspicios divinos para tener riqueza, Weber queda en entredicho.

La palabra “Alasitas” proviene del aymará “cómprame”, y hoy en día, esta celebración popular se presenta como un culto consciente o inconsciente al capitalismo, al libre mercado, el interés individual, la propiedad privada, la prosperidad económica y material, consumo, lucro y todo lo que tenga que ver con aquella mala palabra llamada: capitalismo. Hay una búsqueda incesante de libertad económica, como un anhelo bajo un velo religioso.

Los visitantes en la feria, recrean mediante las miniaturas: sueños, objetivos y metas predominantemente materiales, sueñan tener la propiedad privada (no colectiva) de una casita, un edificio, un camión, un autobús, un negocio comercial repleto, el mismo que es representado por una tiendita en miniatura, del mismo modo, se compran billetes (dólares norteamericanos y euros principalmente) y con la bendición de la deidad católica o andina, se busca el bienestar económico. Tanto avanzó este culto casi inconsciente por el capitalismo, que en las Alasitas uno puede encontrar tarjetas electrónicas de crédito de distintos bancos en miniatura; del mismo modo, están a disposición de los visitantes títulos profesionales (capital humano), para poder competir en el mercado laboral.

La misma feria, es una manifestación reducida de la economía de mercado, donde se intercambian bienes y servicios libremente. En estas ferias de la miniatura tenemos, automóviles, electrodomésticos, prendas de vestir, herramientas, comestibles, muebles, lavadoras, y hasta computadoras en miniatura, todos estos bienes están al alcance de las ilusiones de los bolivianos cuando asisten a la feria de Alasitas, la deidad se encargará místicamente y mediante sus “poderes” de otorgar al creyente lo que este desea, siempre y cuando se ofrezca una promesa, o se rinda culto con mucha devoción, según se dice.

En el caso del Ekeko, como dios de la abundancia, esta deidad no puede ser socialista, nadie le pide propiedad colectiva o una mera posesión sobre los bienes. Nadie piensa en distribuir los medios de producción o entregar sus bienes a la cúpula gobernante del partido para que estos sean ricos; mas al contrario, se le pide prosperidad, suerte y fortuna individual o familiar, ahuyentando la desgracia y mala suerte de los hogares. La deidad recompensará la devoción logrando que el creyente obtenga la materialización y la propiedad privada sobre los propios deseos. En términos marxistas, se pide la propiedad privada sobre los medios de producción.

Los frutos del trabajo, como advierte Locke, deben considerarse parte del patrimonio inviolable. Como el espíritu capitalista le advierte al feligrés, que mientras más bienes tenga en propiedad, habrá sido satisfactoriamente escuchado y bendecido por su Dios.

En estos rituales, se obtiene la bendición de los bienes materiales, mediante una ch`alla o sahumerio, para acudir a las iglesias católicas donde sacerdotes se encargan de bendecir las “propiedades” de las personas con agua bendita; pero nótese la contradicción, el boliviano que rinde culto a la propiedad privada, al capital financiero, real y humano, apoyó y apoya proyectos ideológicos que le privarán de aquello que sueña y pide con mucha devoción. ¿Será por ignorancia?

La mayoría de los bolivianos no advierte la contradicción, y estos no comprenden que al votar por socialistas están apoyando un proyecto reaccionario del verdadero cambio y revolución capitalista: el paso de la sociedad tribal a la sociedad abierta; pero, su apoyo equivocado le pasará factura dentro de un lapso de tiempo cuando se instaure y se consolide el sueño utópico del socialismo, resultado de la eliminación paulatina de la esfera privada, aquello que nunca pidió a sus santos.

Cuando la mayoría de los bolivianos rinde culto a su divinidad, pudiendo esta llamarse Pachamama, no reniega del capitalismo sino que pide más presencia de capital en su vida. Podemos concluir que el problema de Bolivia es la falta de capital, no, su supuesta presencia.

Esta interpretación material del rito y el mito boliviano, no reniega de la realidad del ser humano y el afán de persecución de los propios fines. Esto que no reconocen los ilusos e hipócritas comunitaristas.

El intercambio económico, el derecho, la moral, el lenguaje y el mercado son fruto de la evolución humana y no pueden ser eliminados fácilmente de las instituciones sociales de la civilización humana; como que no se puede eliminar la Ley de la gravedad por decreto. Pero contrariamente, se pueden hacer experimentos para intentar eliminarlos, como en la Bolivia socialista.