Sartori frente al islam

Pocas personas han profundizado tanto en las teorías de la democracia liberal como Giovanni Sartori, después de la publicación de “La sociedad abierta y sus enemigos” de Karl Popper en 1945, el legado teórico ha sido continuado por Sartori, quien ha ido desarrollando los conceptos de pluralismo y tolerancia de tal manera que sus conclusiones son las que nos permiten entender de qué manera debe ser defendida la sociedad abierta, buena y libre.

Es así, que Sartori afirma que el islam es incompatible con la sociedad abierta, porque sus regímenes son teocracias que se fundan en la voluntad de Alá, mientras que en Occidente se fundan en la democracia. En Occidente: “La religión católica ha sido durante mucho tiempo intolerante, hoy no se lo puede permitir. Aunque muchas veces quisiera. Ya ha perdido para siempre la ocasión de serlo. Pero el islam sigue pensando en el poder de la espada. Y la obligación en estas religiones es distinta. A la Iglesia católica no le gusta que se vayan sus creyentes, pero se tiene que aguantar. La islámica no lo permite”. Los intelectuales estúpidos y autodañinos, dice Sartori, piensan todavía en el horror de la Inquisición, cuando esa fase ha sido superada definitivamente, se ha evolucionado, mientras en el islam no se evoluciona.

Todo este pensamiento políticamente incorrecto lo desarrolla en su obra: “La sociedad multiétnica: Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros”, en especial el apéndice: “extranjeros e islámicos”, donde nos muestra la ideología del multiculturalismo como una apología de la tolerancia hacia el intolerante.

El multiculturalismo es heredero del marxismo y de Foucault, una corriente victimista que relativiza valores universales para abrazar particularismos y acentuar las diferencias, de esta manera se exasperan las tribus y las sociedades cerradas primitivas. El multiculturalismo niega el pluralismo, negar el pluralismo es autodestruirse como lo presentó Popper con la paradoja de la tolerancia, no se puede ser tolerante con la intolerancia. La tolerancia no es sinónimo de indiferencia y relativismo, como muchos creen, quien tolera tiene principios propios, pero concede a los otros el derecho de “cultivar sus creencias equivocadas”, Sartori afirmará que la tolerancia esta siempre en tensión y requiere que: 1) siempre se proporcione razones para lo que se considera intolerable; 2) no hace el mal, y 3) busca la reciprocidad. Cuando en Occidente vemos como se construyen mezquitas de toda índole, pero en Oriente está prohibido construir iglesias judeo-cristianas, o invocar los derechos humanos universales, podemos afirmar que no existe reciprocidad alguna.

Sartori propone no otorgar el derecho al voto a los musulmanes en Europa, por el peligro de convertir la sociedad abierta en una provincia sujeta al fanatismo, uno de los más grandes teóricos de la democracia propone eso, porque él mismo, como ciudadano italiano, durante una treintena de años viviendo en Estados Unidos, nunca pudo votar y no se sentía mal por eso.

Los progresistas no aceptan que estamos en guerra, Occidente y sus valores están en peligro, pueden interpretar de diversas formas el islam para presentarlo digerible, pero resulta ser como un resorte, se lo puede ver flexible pero siempre vuelve a su esencia, el islam llegó a la India hace más de 1.000 años y los musulmanes no se han integrado en absoluto. El multiculturalismo no es una medicina, es una enfermedad; es una manera de empeorar las cosas, es una forma de crear guetos, subsociedades cerradas y aislarse, inventar una identidad y marginarse, peor aún, recurrir a la revuelta y la violencia para imponer a los demás las costumbres teocráticas mediante el terrorismo.