El progresismo como “progredumbre”

El progresismo es la realización de lo políticamente correcto. Este modo de pensar busca mediante reformas institucionales estatales la “justicia social”(1), lo que significa otorgar protección estatal mediante leyes a quienes se considera víctimas y oprimidos, es una secuela del marxismo que ve conflicto donde no existe, pero lo provoca y lo visibiliza de una manera retorica convincente que nos explica que no solo los proletarios son explotados, sino también los indígenas, negros, mujeres, gays, naturaleza, etcétera, buscando de esta manera criticar la sociedad que les permiten ser progresistas , observemos la contradicción, solo un sistema de respeto de derechos y libertades puede tener progresistas(2), ese fenómeno no ocurre en sociedades autoritarias.

El progresismo agrupa no solo a personas que se identifican como de izquierda, sino también a gente de derecha, agrupa a socialistas, liberales, nacionalistas, creyentes, agnósticos, ateos, etcétera, es un pensamiento transversal y aparentemente compatible con muchas visiones, por lo que puede ser calificada como una forma de mentalidad pragmática, porque las ideas dependen del enemigo circunstancial y la consigna que debe defenderse, la acción es la reforma por la reforma, hoy puede ser el imperio o mañana la iglesia cristiana, el enemigo.

Pero ese pragmatismo permite que el progresista pueda camuflarse fácilmente, hoy como socialista, mañana como liberal o lo que sea, siendo una especie de escape argumentativo para diletantes y presuntuosos que se hacen pasar como paladines de la “justicia social”, obviamente es un pensamiento atractivo por cuestiones emocionales, porque denuncia vehementemente supuestas injusticias que pretende reparar.

No es gratuito identificar al progresista como un luchador social que goza de buena fama(3), porque el término progreso implica avance, pocos se identificarían antiprogresistas porque significaría que frenan un avance, supuestamente detienen el movimiento, por lo que el pensamiento contario al progresista suele denominarse en forma despectiva conservadurismo, pensamiento retrogrado, anacrónico, primitivo, etcétera. Así dadas las cosas podemos afirmar que el progresismo es el pensamiento dominante de quienes necesitan relativizar sus posiciones para estar bien con Dios y con el diablo, además, es mejor ser progresista porque es una moda que se acomoda y propicia el “buenismo” entre todos(4).

Podemos identificar a dos enemigos principales del progresista, a saber: el sistema capitalista y la civilización occidental. Las críticas al sistema capitalista son herencia del marxismo económico, y las críticas a la civilización occidental son influenciadas por los bagajes del marxismo cultural; el marxismo identifica enemigos por medio de su dialéctica materialista que encuentra lucha de contrarios por todas partes. Ahora, vamos a describir el progresismo con más detalle, analizando algunas características y sus errores.

Progresismo económico.

Para el progresista como existen muchas injusticias fruto de la explotación de los oprimidos, la única institución que garantiza la “igualdad social” es el Estado, una adoración de este organismo funda una religión de la cual, el progresista es su principal defensor y apóstol, el Estado se encarga del bienestar y es su benefactor, que redistribuye los ingresos, cobrando a los que producen para repartir a los beneficiarios, esta es básicamente la consigna: “quitar a los ricos para dar a los pobres”, así el progresista abandera derechos de última generación como “derecho a la vivienda”, “derecho al agua y servicios básicos” y el clásico “derecho al trabajo”, sin estar claro quién es el ente encargado de dar y recibir esos derechos, ¿Quién está obligado a entregar casas? ¿El abominable hombre de las nieves tiene derecho al trabajo, quien lo emplea y porque está obligado a eso?(5) ¿Todos tienen derecho a agua y alcantarillado, pero quien se encarga de llevar el agua al domicilio, se hace de forma gratuita?, estos y otros aspectos de naturaleza económica no son comprendidos por el progresista, que entiende al Estado como el encargado de todo esto, así, exige el cumplimiento de los pseudoderechos mencionados pero no contribuye siquiera con impuestos para efectivizar los servicios(6), y aunque pague impuestos, prefiere que sea la administración publica la encargada de estas laborales, antes de confiar en manos privadas el servicio requerido, su adoración al Estado lo mantiene ciego frente a la ineficacia, ineficiencia, corrupción y derroche que representa mantener con parámetros burocráticos y políticos empresas subordinadas a lineamientos del gobernante. Esa mentalidad paternalista y anticapitalista puede ser disimulada por una apertura política, acepta las libertades políticas, civiles y sociales, pero no las económicas, por no aceptar el liberalismo en forma integral se autodenominará liberal social, socioliberal, liberal (en el sentido estadounidense)(7), “nueva izquierda”, centroizquierdista o socialdemócrata lo que le otorga un aura de santificado y comprometido con la libertad(8), para no ser calificado como socialista o comunista, pero tampoco es “neoliberal”(9), así oculta de manera disimulada sus lecturas, mentalidad y raíces colectivistas.

Por otro lado, un progresista no reconocerá los méritos del capitalismo competitivo aunque esto sea evidente, siempre atribuirá a otros factores el avance y bienestar económico, ya lo decía Ludwig von Mises: “La filosofía popular del hombre corriente deforma estas realidades del modo lamentable. Juan Pérez se halla convencido de que las nuevas industrias, gracias a las cuales disfruta de una vida cómoda que sus padres ni sospechaban, son obra de mítico llamado progreso. La acumulación de capital, el espíritu empresarial y el ingenio técnico nada tienen que ver con la prosperidad que, en su opinión, surge por generación espontánea”(10).

Progresismo ecologista.

Como es anticapitalista y tiene conciencia social, condenará de todos los males al hombre y los productos de su trabajo y esfuerzo, sea la infraestructura, ciencia y tecnología, porque una nostalgia aristocrática inunda sus pensamientos: “hay mucha gentuza poblando lugares donde había naturaleza o se construyen edificios y condominios allá donde no había nada”, para este, la naturaleza todos los días se degrada por el hombre, único y principal causante de los cambios climáticos, así las boinas rojas se cambian por boinas verdes, no se toma en cuenta los factores más influyentes en el clima como el astro sol o las nubes, y es el afán de consumo del hombre el causante de todos los males, su visión religiosa ve en los cataclismos las señales claras del Apocalipsis inminente, si es que el dios Estado no interviene para regular, controlar, vigilar la economía, la industria y el comercio que son manifestaciones infernales, egoístas y avariciosas propias de Moloch. Entonces el progresista es antihumanista, es vegano y animalista radical, porque son formas de exculpar su responsabilidad como humano depredador, entonces proclama derechos a entes que no pueden ejercer deberes, los llamará: “Derechos de la Madre Tierra”(11).

El progresista solicita la regulación de los gases de carbono, al mismo tiempo que consume, no comprende que el capitalismo es producción en masa para las masas y si no fuera así, por ausencia de capitalismo, estuviera comprometida su propia existencia. Aboga por energías limpias y saludables que muchas veces son costosas como los alimentos libres de transgénicos, inalcanzables para los pobres porque no se producen en masa sino en pequeños huertos para consumo en restaurantes de lujo, bajo el sello de “amigable para la naturaleza”.

Protege, es sensible y quiere entregar derechos a los animales pero el embrión y el feto no son seres humanos y no tienen derechos, cómo ve el Apocalipsis en frente, el aborto es una solución socioeconómica para no traer más pobres a este mundo oscuro y colapsado.

Progresismo feminista y sexual.

No existe un solo feminismo, sino varias olas feministas, la primera estuvo influenciada por el afán liberal de participar políticamente con todas las capacidades ciudadanas de elegir y ser elegido(12), actualmente las feministas de la tercera ola exigen cuotas de género en el cargo público y laboral, hasta piden subvenciones estatales para abortar. Los progresistas que adoran al Estado ven en esta figura paterna el garante de igualdad y privilegio mediante la discriminación positiva de las oprimidas, en lenguaje marxista, se crea la lucha de clase entre el hombre y la mujer, y desaparece “el principio de igualdad de todos ente la ley” por “el principio de igualdad de todos mediante la ley” a favor de las mujeres, que en países donde se tiene la declaración de la mujer como de “presunción de verdad” eliminando “la presunción de inocencia hasta que no se compruebe lo contrario” para que opere el sexo de la persona como determinante de decisiones jurídicas. El patriarcado sustituye al capitalismo, en este marxismo trasnochado donde el hombre es el opresor y la mujer es la oprimida, es la lucha de sexos, que va más allá, porque la lucha también es en contra del hijo, por eso el feto es un parásito y el cuerpo de la madre es de la mujer y el hijo indeseado debe morir como todo enemigo, porque este hijo también oprime a la mujer y su sexualidad, “yo decido porque es mi cuerpo” si, ¿pero cómo decidir sobre la vida de otro cuerpo en etapa fetal?, se olvidan las feministas que antes los propietarios de esclavos decidían sobre ellos, lo mismo cuando la mujer era propiedad del marido, ahora el feto quiere considerarse como propiedad de la mujer(13).

El matrimonio y la familia oprimen esa libertad sexual(14), lo que debería concernir a cada uno y su vida y esfera privada libre, haga cada quien lo que sea con su propio cuerpo, pero no, no se conforman con la intimidad de la propia vida y se recurre al auxilio paternal de Estado, para imponer una forma de vida a los demás mediante el sistema educativo, aquel padre de familia que no esté de acuerdo con la autoridad paternal de Estado, puede estar sujeto a persecución penal, de esta manera se viola el derecho de pensamiento, conciencia, culto y religión de los padres a quienes se les va quitando la autoridad sobre sus propios hijos.

Con la destrucción de la familia, tenemos individuos aislados, escindidos, débiles psicológicamente que esperan la ayuda y protección del Estado, porque no tienen una figura paterna o materna de forma integral, entonces tampoco podrán ser padres o madres dentro de una familia, esto se replica.

La idea detrás de destruir el supuesto sistema patriarcal, es destruir el sistema capitalista, que ha garantizado no solo la propiedad privada, sino el patrimonio familiar, protegido por el matrimonio que etimológicamente solo puede aceptar una pareja que produzca “mater”, es decir una relación que implique en acto o potencia maternidad.

Progresismo antiimperialista y migratorio.

El progresista tiene como causa de todos los males y opresión internacional al imperialismo, las nociones de países opresores y países oprimidos leninistas, están presentes en discursos que abogan por la liberación y “soberanía de los pueblos”, una reacción frente a la globalización. Las teorías de conspiración le indican que es pobre por culpa de intereses corporativos internacionales, que eliminan la propia responsabilidad nacional de políticos corruptos locales, quienes aprovechan de las cooperaciones y ayuda internacional de países desarrollados que envían dinero para que terminen en los bolsillos de los gobernantes.

Mientras odia visceralmente a los países ricos, se presenta como pacifista y exige ciudadanía mundial, que los países ricos abran sus fronteras sin restricciones, pero a nivel local persiguen y cobran impuestos a los extranjeros. Uno podría estar de acuerdo con la política de fronteras abiertas, si los Estados receptores no fueran Estado de bienestar paternalistas que atosigan a sus contribuyentes con fuertes impuestos para la seguridad social de emigrantes, esto no lo aceptaría el progresista si tuviera que entregar impuestos para mantener otras familias en perjuicio de la propia, tampoco entiende el progresista que hay culturas que pueden asimilarse al país receptor y hay culturas incompatibles de raíz dogmática fundamentalista antidemocrática y antiliberal que no pueden integrarse, más bien imponen su cultura de forma violenta. No se puede ser tolerante con la intolerancia.

Su reduccionismo lo llevará a calificar toda separación nacional o supranacional como xenofóbica, sin comprender que muchos procesos internacionales de integración se están separando por motivos burocráticos de un Estado paternalista paquidérmico supranacional benefactor que impiden la libertad económica principalmente, retrasando en competitividad a los Estados miembros y poniendo sobre los ciudadanos la pesada carga de soportar Estados irresponsables en permanente crisis.

Progresismo y tradición judeocristiana.

Nuestro sujeto de análisis entiende la historia como un fenómeno de hechos históricos en progreso continuo, evolución constante sin lugar a la involución, avance inexorable y optimismo ingenuo, como en todo el mundo se legaliza el aborto subvencionado eso tiene que ocurrir inexorablemente en todos los países tarde o temprano, dirán. Entonces, rechazan la tradición judeocristiana porque sería una reacción que frena el avance del progreso, sin entender que es esa tradición judeocristiana la que les permite hablar y levantar los argumentos de la ciencia libremente, aspecto que no se repite en sociedades religiosas fundamentalistas musulmanas, por ejemplo. Mientras el fundamentalismo islámico avanza por todo el mundo, los esfuerzos progresistas se concentran en atacar una institución intermedia entre el Estado y el individuo, que es la iglesia cristiana, institución de adhesión voluntaria y pacífica en el presente.

Un progresista es un ateo enfurecido, que también exige del Estado intervención en contra de la iglesia y la libertad de religión, pensamiento, conciencia y culto, al exigir a todo médico proceder con el legrado de manera obligatoria, bajo sanción penal, por ejemplo. Pero también existen progresistas creyentes, que nos dirán que Jesús fue un socialista revolucionario, como el Che Guevara, por ese tipo de comparaciones, el guerrillero argentino es visto como un santo por sus seguidores.

En realidad, la tradición judeocristiana es uno de los pilares de la civilización occidental(15), no se podría entender la educación, universidad, asilos, beneficencia, caridad privada, salubridad, arte, ciencia sin los aportes de los sacerdotes y pastores cristianos, esto es de difícil comprensión para el incendiario ateo progresista que tiene la esperanza que las masas comprendan la ética kantiana, la filosofía heideggeriana, las absurdas ideas existenciales de Sartre, así como así, cuando los primeros acercamientos básicos del promedio han sido por medios religiosos, diferenciar lo bueno de lo malo, se debe a la religión en su etapa más precaria(16), entonces imponen el ateísmo como moda, y las consecuencias se presentan con la relatividad moral del posmodernismo, el pensamiento débil.

No existen diferencias entre las religiones en los progresistas, ni reconocen que fueron los sacerdotes quienes originaron las profesiones clásicas tal como ser el maestro, abogado, arquitecto, científico, juez, médico, etcétera(17), guardianes de la tradición(18); exigen que no exista ningún rastro de religión en espacio público alguno, pero como se autodenomina tolerante, acepta las manifestaciones religiosas que no sean de la tradición judeocristiana, porque es “tolerante”. Heredero de la ilustración, considera lo medieval como periodo oscuro sin reparar que en los conventos se escribían y transcribían los libros clásicos que se leerían en el iluminismo y que fue en este periodo donde se preparaban las bases de lo que iba a ser el fulgor de la Escuela de Salamanca por ejemplo.

Cuando Alexis de Tocqueville fue por Estados Unidos, analizó este fenómeno, entendió que la religión era la primera institución de la democracia: “Ya he dicho suficiente para poner a la civilización angloamericana en su auténtica luz. Es el producto (y este punto de separación siempre debe tenerse en mente) de dos elementos perfectamente distintos que en otros lugares frecuentemente están en desacuerdo. Pero en América, estos dos han sido en cierta manera exitosamente mezclados y maravillosamente combinados. Me refiero al espíritu de religión y al espíritu de libertad… Lejos de hacerse daño mutuamente, estas dos tendencias, aparentemente opuestas, se mueven en armonía y parecen ofrecerse apoyo mutuo… La libertad ve en la religión la compañía de sus luchas y triunfos, la cuna de sus primeros años, la divina fuente de sus derechos. La libertad considera a la religión la salvaguardia de la moralidad, y a la moralidad como la garantía de las leyes y la promesa de su propia duración”(19).

Consideraciones finales.

Reconozco que esta descripción del progresismo puede ser advertida como una caricatura, pero es así como se presenta, como un recorte burdo y una deformación trasnochada del marxismo que encuentra problemas donde no los hay, para recurrir al poder y la coacción del Estado para solucionarlos, en el intento de imponer un pensamiento único se crea lo políticamente correcto, una dictadura disfrazada de tolerancia selectiva, victimización y represión de lo crítico. Siempre con ayuda y favor del Estado, el progresista no puede avanzar si no es bajo la sombra de la mano visible estatal que se encarga de controlar y vigilar todo.

¿Quién no aspira al progreso y el avance evolutivo?, ¿pero debemos aspirar a hacerlo por medio de la violencia monopólica del Estado?, ahí radica su podredumbre, en cada progresista hay un tirano disfrazado de bueno, que va empedrando los caminos al infierno de buenas intenciones, así avanza la agenda de la ideología de género, lobby gay, feminismo de la tercera ola, subespecies del marxismo cultural, subconjunto del socialismo.

NOTAS

1. Para el filósofo Herbert Spencer en su libro “La justicia”, esta consiste en que: “cada individuo tiene que recibir los beneficios y sufrir los daños de su propia naturaleza y de la conducta consiguiente”, el progresista tomará como “justicia social” que cada individuo reciba beneficios y privilegios según su naturaleza oprimida, el progresista repara en la injusticia antes que la justicia, así discrimina positivamente, procura que la balanza se incline a favor de quien considera olvidado, la diosa Themis se despoja de su venda para considerar el estatus socioeconómico, sexo, raza, etc.
2. Los representantes de la Escuela de Frankfurt y sus seguidores, se han ocupado de criticar más allá del sistema capitalista, la cultura que lo sostiene.
3. La cultura popular lo suele llamar chairo, mamerto, perroflauta, progre, etcétera.
4. El “buenismo” que tenían los buenos salvajes y los buenos revolucionarios.
5. Para comprender mejor el asunto de los derechos sociales como pseudoderechos, la diferencia entre justicia y legislación, se puede analizar: “Derecho, legislación y libertad” de F.A. Hayek.
6. El colmo de pseudoderechos subvencionados por el contribuyente radica en pagar abortos en el Estado de bienestar, el derecho al aborto no existe.
7. El liberalismo de origen español e inglés, es diferente al liberalismo estadounidense asociado al Partido Demócrata, mientras que el liberalismo en el sentido clásico del término es conocido como libertarismo en Estados Unidos asociado al Partido Libertario y ciertas facciones del Partido Republicano, para profundizar esta distinción se puede consultar el ensayo: ¿Porque no soy conservador? de F.A. Hayek en su libro: “Los Fundamentos de la Libertad”.
8. La libertad positiva exige libertades que tienen que ser protegidas y ejecutadas, el camino de la libertad positiva nos lleva al socialismo; mientras que la libertad negativa nos conduce al liberalismo clásico, la no intervención es la consigna que desconoce u omite el progresista, para ampliar sobre la libertad positiva y negativa, se puede consultar el libro de Isaiah Berlin: “Dos conceptos de libertad y otros escritos”.
9. Con “neoliberalismo”, el progresista califica despectivamente a todos los liberales, esta palabra suele unirse con otros adjetivos como “vendepatria”, “imperialista”, “explotador”, “sanguinario”, etcétera, pero para nosotros, después del Consenso de Washington de 1989, se denominará “neoliberal” a todos los que siguen esas recetas mercantilistas, que no tienen que ser confundidas con el liberalismo, por la unión corrupta entre políticos y “amigotes” empresarios con el fin de sacar redito político del mercado intervenido para enriquecerse mutuamente, muy diferente al “capitalismo para todos – capitalismo para los pobres”.
10. Ludwig von Mises, “La mentalidad anticapitalista”, Biblioteca austriaca, Unión Editorial, 2011, p.46, 47.
11. Quienes proclaman estos derechos suelen ser denominados vulgarmente como: “pachamamertos”.
12. Este movimiento feminista era un movimiento sufragista.
13. Vulgarmente se denomina a las feministas de la tercera ola como “feminazis” por su afán de abortar como reivindicación de derechos, el derecho al aborto, como una forma de genocidio masivo comparado al de los nazis.
14. El economista Ludwig von Mises en “Socialismo” analiza en el capítulo: “Organización social y constitución familiar” de qué manera el socialismo afecta al matrimonio, familia, relaciones sexuales, etcétera, con la propiedad privada debe desaparecer el matrimonio y la familia, en la actualidad ese objetivo es parte de la agenda la ideología de género.
15. Tal vez, un escudo efectivo que se tiene contra el avance imparable del islamismo a nivel mundial, a parte de la apelación al racionalismo crítico.
16. Adam Smith indicaba que: “La religión, incluso en su forma más burda, sancionó las normas morales mucho antes de la era del razonamiento artificial y de la filosofía”.
17.En “El origen de las profesiones” de Herbert Spencer, se analiza las raíces eclesiásticas y sacerdotales de las principales profesiones, poniendo de manifiesto que esta clase fue la depositaría y cultivadora del conocimiento desde la tribu hasta las bibliotecas.
18. En “La fatal arrogancia”, el pensador liberal F.A. Hayek, describe todo un capítulo de nombre: “La religión y los guardianes de la tradición”, donde describe de qué manera la religión de tradición judeocristiana y las instituciones fundamentales como la familia, la propiedad y la justicia (regulación de intercambios) han propiciado de normas e instituciones al orden extenso, los países que mantienen esas tradiciones son prósperos, la tradición y la religión juegan un rol muy importante en ese asunto.
19.El mismo John Locke debe a la Biblia la realización de: “Dos Tratados sobre el Gobierno Civil”, que al mismo tiempo fue fuente para los Padres Fundadores de los Estados Unidos, también, conviene estudiar otra obra suya: “La razonabilidad del cristianismo.”

*Originalmente publicado para la Revista Percontari, en su número dedicado para el progreso.