Liu Xiaobo: “El deseo humano de libertad”

Después de abandonar su puesto como profesor visitante en la Universidad de Columbia, New York, en 1989, el escritor y activista Liu Xiaobo encabezó las protestas estudiantiles de la plaza de Tian`anmen en la República Popular de China que terminaron en masacre.

Posteriormente fue condenado a once años de prisión por “incitar la subversión contra el poder del Estado” tras haber suscrito un manifiesto llamado “Carta 08” el 10 de diciembre de 2008, Día Internacional de los Derechos Humanos, junto con otros 300 intelectuales pidiendo una reforma jurídica y política en China para establecer un sistema democrático y respetuoso de los derechos humanos, un “país libre, democrático y constitucional”, penalizaron su anhelo de estar a favor de la modernización de su país, la división del poder, libertad de opinión y competencia libre entre los partidos políticos. Este manifiesto habría estando inspirado en la “Carta 77”, documento de 1977 impulsado por Vaclav Havel donde se pedía el respeto de los derechos humanos en Checoslovaquia.

Estando en la cárcel por esta petición, fue el último en enterarse que había ganado el Premio Nobel de la Paz de 2010, su esposa Liu Xiao se encargó de transmitirle esto, en medio de sollozos el ganador mencionó que dedicaba el premio a los que habían caído en Tian`anmen.

Xiaobo es un alma ansiosa de libertad y paz, escribió: “El deseo humano de libertad”, donde manifiesta: “Quiero aclararle a ese régimen que me priva de mi libertad que no tengo enemigos, que no albergo odio contra nadie. El odio actúa como un corrosivo para la sabiduría y la conciencia de una persona; la animosidad como actitud mental es capaz de envenenar el espíritu de una nación, de instigar enfrentamientos brutales a vida o muerte, de destruir la tolerancia y la humanidad de una sociedad y de paralizar la marcha de una nación hacia la libertad y la democracia… yo estoy firmemente convencido de que nunca se va a detener el progreso político de China y me siento totalmente imbuido de un optimismo esperanzado en que la libertad va a llegar a China en el futuro, porque no hay fuerza alguna que pueda contener el deseo humano de libertad. Al final, China llegará a convertirse en un país en el que impere la ley y en el que los derechos humanos estén por encima de todo…Espero ser la última víctima de la interminable inquisición china y que a partir de ahora nadie más vaya nunca a la cárcel por decir lo que piensa. La libertad de expresión es el fundamento de los derechos humanos, el origen de la condición humana y la madre de la verdad. Impedir la libertad de expresión es lo mismo que pisotear los derechos humanos, estrangular la condición humana y silenciar la verdad. No me siento culpable por haber ejercido mi derecho constitucional a la libertad de expresión, por haber cumplido plenamente con mi responsabilidad social como ciudadano chino. Si me acusaran de eso, no tendría ninguna queja. ¡Gracias!”

El modelo chino en lo político es un nacionalismo autoritario colectivista y en lo económico es una potencia capitalista, poco a poco, a su gobierno le resulta más difícil contener la voracidad de las ansias de Libertad en sus habitantes, personas sedientas de ser libres. Pero el avance de los medios de comunicación, la tecnología informática, la globalización, la interdependencia imparable, la apertura de su mercado, el crecimiento de la clase media, los emprendimientos privados están a punto de ebullecer para que la China se destape a la modernización política.

La Libertad económica (capitalismo competitivo) hará transitar a la potencia económica hacia la Libertad política, porque la Libertad al final es una sola y el deseo humano por Libertad no puede ser coaccionado para siempre, las ideas y su expresión circulan sin respetar fronteras, desafiando tanques y tiranos.

*Escrito para Los Tiempos y publicado el 03 de noviembre de 2010