El aborto desde el liberalismo

Antes que nada, debo confesar que por mucho tiempo mantuve una postura “pro-elección” sobre este tema, estaba confundido hasta que leí: “El liberalismo contra el derecho al aborto: una argumentación liberal pro-vida” de Albert Esplugas Boter, por eso quiero compartir con ustedes algunas de sus conclusiones.

 

Vida humana. Debemos considerar al ser humano desde la fecundación, el embriólogo Keith L. Moore, dice: “Un embrión, un nuevo ser humano, viene a la vida cuando un zigoto es producido en la fertilización por la combinación de un espermatozoide y un óvulo”, ese embrión ya contiene los 46 cromosomas, lo que lo significa que estamos frente a un ser único e irrepetible. Este estado embrionario debe considerarse como una etapa del animal llamado: ser humano, tal como lo es la etapa de la infancia o la vejez.

 

Los abortistas indican que mientras el feto no tenga autonomía e independencia del cuerpo de la madre, es un apéndice más de ese vehículo orgánico, pero debemos reconocer que una vez nacido él bebe, tiene la misma dependencia anterior para sobrevivir, es el mismo individuo en otras circunstancias, los embriones formados en útero o laboratorio son individuos que necesitan medios adecuados para desarrollarse, igual que un enfermo entubado necesita de pulmones artificiales para vivir, no por eso pierde la individualidad.

 

Derechos de la persona. Si hemos dicho que la vida empieza desde el primer día de la concepción, es lógico pensar que este nuevo individuo nonato adquiere el principal derecho defendido por los liberales, a saber: la vida. El derecho a la vida, es un derecho negativo, es decir, proclama que un individuo no puede ser privado de la vida por otros, al ser negativo protege a la persona de interferencias ajenas. Nadie puede matar un individuo. Como nadie puede matar a un bebe nacido, un anciano o una persona privada de sus facultades racionales. Este derecho a la vida es absoluto, no es gradual, se tiene o no se tiene derecho a la vida. Por lo tanto, el ser humano desde el primer día de su concepción no puede ser eliminado, ejecutado o destruido.

 

En este punto debemos hablar sobre un principio liberal: “el principio de no-agresión”, significa que nadie puede intervenir o interferir el derecho a la vida mediante el uso de la violencia, ley, etc., principio rector de todo aquel que se considere liberal, que considera que es ilegítimo iniciar la fuerza contra otra persona (asesinato, violación, secuestro, robo…), emplear la amenaza de la fuerza, o cometer fraude, aun sea el Estado el agresor mediante leyes antiliberales injustas.

 

El derecho a la vida no es subjetivo, como no lo es el homicidio. No podemos elegir matar sin asumir las consecuencias de esa acción y la reprobación de la sociedad. ¿Qué sucede en casos de violación y riesgo de muerte?, pensemos en la analogía del libertario John Walker: ¿si entramos de polizontes en un avión y nos descubren, no es deber del capitán cuidar de nuestra vida hasta llegar al aeropuerto?, ¿debe expulsarnos del avión en el cielo?, la idea es preservar esa vida hasta donde sea posible, por ser una responsabilidad adquirida.

 

Esto es concordante con el Juramento Hipocrático que profesan los médicos, a quienes, el Estado no puede obligarles a realizar legrados, más aún, si se viola la libertad de religión, culto u objeción de conciencia del galeno.

 

En el caso de aborto por situación de pobreza, sus defensores, no reparan en la solución de la pobreza, que no es otra que capitalismo competitivo para los pobres, mercados nacionales y extranjeros para comprar y vender libremente. Respuesta fácil es eliminar a los pobres, abortar a quienes pueden morir de hambre en socialismo. Bajo esta lógica, siguiendo la biografía de Evo Morales, este mandatario hubiera sido víctima de un aborto, pero no lo fue y llegó a ser quien ahora es.