El muro de la vergüenza

Después de la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, ocuparon el lado Oeste de Berlín que posteriormente fue denominada República Federal Alemana y el lado Este fue ocupado por la Unión Soviética, y fue denominado República Democrática Alemana (RDA).

Para evitar la huida masiva de habitantes se construyó el “Muro de la vergüenza” para separar el lado socialista del capitalista. No se tiene cifras exactas sobre la cantidad de alemanes que huyeron de la jaula socialista, ni los que perecieron en el intento. El intento de huida más conocido, es el de Peter Fechter, abatido por un tiroteo y quedándose desangrando a la vista de los medios de comunicación el 17 de agosto de 1962, mientras su compañero Helmut Kulbeik lograba escapar y llegar al otro lado de Berlín.

Huir del socialismo y todo lo que ello implica: esclavitud, Estado fuerte y policíaco, control del Estado sobre las empresas, economía, producción, precios, huir de la conformación de un partido único, la consolidación de la burocracia, de la arbitrariedad; era el objetivo de millones de personas decepcionadas de una utopía.

Entre el jueves 9 de noviembre de 1989 y el viernes 10 de noviembre de 1989 había caído el Muro de Berlín, 28 años más tarde de su construcción. Alemanes de uno y otro lado corrían a saludarse, derrumbando la cortina con picos y combos con alegría.

La vida en la Alemania Occidental estaba rodeada de bienestar material, mientras que en el este, las personas se rodeaban de grisáceos bloques de departamentos, austeros y sombríos como los símbolos del socialismo. Algunos pensadores como Francis Fukuyama anunciaban apresuradamente el fin de la historia y otros intelectuales comparaban la situación de los dos sistemas para demostrar el temple de cada uno frente a la realidad, el premio Nobel de Economía, Milton Friedman, decía en su obra “Libertad de elegir”: “Y en el mundo económico real sí hay un almuerzo gratis, un extraordinario almuerzo gratis, y este almuerzo gratis lo constituyen el libre mercado y la propiedad privada. ¿Por qué es que de un lado de una línea arbitraria estaba Alemania Oriental y del otro Alemania Occidental, con niveles de prosperidad tan distintos? Es porque Alemania Occidental tenía un sistema de mercados privados bastante libres -un almuerzo gratis-. El mismo almuerzo gratis explica la diferencia entre Hong Kong y China continental, así como la prosperidad de los Estados Unidos y Gran Bretaña. Estos almuerzos gratis han sido el producto de una serie de instituciones invisibles que, como enfatizó F.A. Hayek, son producto de la acción, pero no de la intención humana”.

Evidentemente Hayek explicaba que en la institución social llamada mercado, como en el derecho, el lenguaje, las tradiciones y otras instituciones sociales, interactúan millones de personas, por lo que la intención humana llamada planificación de la economía no tiene el conocimiento suficiente para realizar cálculo económico alguno, fuera de las intenciones de cualquier gobierno, lo que sucedía en el mercado y la economía real era una infinidad de intercambios voluntarios, oferta y demanda de millones de agentes económicos, la acción humana. Esto es evidente, y la realidad refutaba la planificación y la intervención del Estado en la economía.

Debemos considerar que el régimen autocrático llega a todos los espacios, las escuelas de Alemania Oriental tenían un saludo que marcaba a las personas desde la niñez, los profesores gritaban: “¡seid bereit!” y los estudiantes respondían: “¡immer bereit!”, “¡Estad listos!” “¡Siempre listos!”. Ahora Alemania unificada es una sociedad abierta, un Estado de derecho respetuoso de los derechos individuales, con un desarrollo económico que lo posiciona entre las principales economías del mundo gracias a la libertad.