Kersti Kaljulaid, la nueva lideresa liberal en Europa

El periodista y diplomático Tomas Hendrik Ilves fue elegido presidente de Estonia en 2006. A lo largo de la última década, ha defendido con ahínco el modelo liberal de su país, hasta el punto de que en 2012 se enzarzó en una fuerte disputa pública con Paul Krugman, a quien afeó sus propuestas económicas para el pequeño país báltico.

Tras una década en el cargo, Hendrik Ilves dice adiós y le toca el turno a Kersti Kaljulaid, que en unos días será proclamada como la quinta presidenta democrática de esta ex república soviética. A sus 46 años, Kaljulaid viene de ser la representante de Estonia en el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea. Su elección para el cargo, realizada mediante votación parlamentaria, se saldó con 81 apoyos, 17 abstenciones y ningún voto en contra.

Tras completar estudios de Biología, se orientó hacia la gestión empresarial y completó un MBA. Desarrolló los primeros compases de su carrera profesional en los bancos más grandes del país y, en 1999, dio su primer salto a la política y se incorporó como asesora al gobierno de Mart Laar, el recordado primer ministro que sentó los pilares del modelo liberal estonio. Su carrera política la llevó a Bruselas en 2004.

Kaljulaid se define abiertamente como “liberal-conservadora”. En sus apariciones públicas habla sin complejos de la importancia de apoyar “una sociedad civil más fuerte y con menos intervencionismo estatal”. Se espera que su paso por la presidencia sea tranquilo, ya que esta oficina se encarga de asuntos diplomáticos e institucionales, pero parece claro que, al igual que ocurrió con Tomas Hendrik Ilves, Kaljulaid no tendrá complejo alguno a la hora de defender el sistema económico liberal que ha hecho de Estonia uno de los países más capitalistas del mundo.

En el top 10 del Índice de Libertad Económica

En 1995, tras la caída de la Unión Soviética y la recuperación de la independencia, Estonia y Rusia tenían un PIB per cápita muy similar, en el entorno de los 3.000 dólares per cápita. Los estudios del Banco Mundial acreditan que, veinte años después, Estonia se acerca ya a los 19.000 dólares mientras Rusia se queda por debajo de los 15.000.

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Este despegue se ha conseguido gracias a una clara apuesta capitalista que empezó a desarrollarse en los años 90. Estonia alcanza ya el puesto 9 en el Índice de Libertad Económica que publica la Fundación Heritage y que Civismo distribuye en España. La nota cosechada, de 77,2 puntos sobre 100, coloca al país un escalón por detrás de Irlanda y un puesto por delante de Reino Unido. España figura en el número 43 de la lista.

El Índice otorga 90 puntos a Estonia en la categoría dedicada a la protección de los derechos de propiedad, 79 a la de facilidad para los negocios, 82 a la estabilidad monetaria, 82 al marco fiscal, 88 a la apertura comercial, 90 a la facilidad para invertir y 80 al sector financiero. Solamente son algo más bajas las calificaciones otorgadas al marco laboral (57), el gasto público (55) y la ausencia de corrupción (69).

Otros informes dejan igualmente en buen lugar a Estonia. El Índice de Derechos de Propiedad de la Property Rights Alliance, que también publica el think tank Civismo en España, coloca al país báltico en el número 25 de la tabla. En esa misma medición,España apenas alcanza el puesto 46. Además, el Índice de Desarrollo Humano de la ONU apunta que la calificación obtenida por la pequeña república báltica ha pasado de 73 a 86 puntos a lo largo de las dos últimas décadas.

Publicado en LibertadDigital.com