Hacia una privatización de la sanidad

En un sistema socialista de salud, sólo la élite gobernante puede acceder a salud de primera calidad. Los recursos del Estado están a su disposición para sus dolencias que deben ser tratadas en el extranjero, porque esa cúpula política es considerada insustituible y sus enfermedades son temas de interés nacional. Pero ningún jefe socialista será visto haciendo cola por una ficha para atención médica desde la madrugada o ser intervenido en las camas de un hospital público; mientras los gobernados se enfrentan a hospitales colapsados, falta de especialistas y carencia de insumos para el tratamiento, cirugía o recuperación.

En tiempo de campaña electoral, los diferentes candidatos ofrecen aumentar el presupuesto de salud como medida demagógica que cautiva incautos. Peor aún, se ofrece salud universal y gratuita, cuando no se tiene ni las mínimas condiciones para los asegurados, usuarios y beneficiarios que pagan mediante sus descuentos mensuales. Así, el fraude piramidal aumenta su base de asistencia sobre el aporte de unos pocos. La palabra “gratis” ha sido muy difundida sobre una mentira que oculta los gastos. No hay almuerzo gratis, alguien está pagando los costos del servicio, desde el uso de electricidad, sueldos profesionales, insumos, servicios básicos, mantenimiento, etc., estos son erogados de las arcas del Estado que son llenadas mediante la extorsión de los impuestos. Más presupuesto significa más cobro de tributos.

Ante la ineficiencia e ineficacia del sistema estatista de salud, algunos países han ido devolviendo esa responsabilidad a la sociedad civil. Si bien la financiación de la salud puede ser pública, la provisión no tiene que serlo necesariamente, así se fomenta la creación de empresas privadas, mediante la derivación de pacientes o la entrega de “vouchers” para que sea el paciente quien elija el hospital de su preferencia. Esto origina competencia en cuanto a precio y calidad para captar pacientes.

Por otro lado, el mercado europeo está ofreciendo plataformas de salud por internet, “tiendas de salud” que ponen en contacto médico – paciente sin intermediarios. “Servicios de salud a la carta”, accesibles mediante portales digitales o aplicaciones para teléfonos inteligentes, servicios que permiten pagar lo que se necesite y no pagar servicios que nunca se usarán, con el fin de rebajar los precios.

Como vemos, el aumento de la calidad y expectativa de vida de la humanidad está en correspondencia con la libertad económica de los entes privados. India como un país emergente es un buen ejemplo para explicar este fenómeno. El Narayana Health es una cadena hindú de hospitales con más de 30 especialidades médicas, 23 hospitales y siete centros para especialidades cardiacas. Además de tener una de las redes de telemedicina más grandes del mundo, que conecta a 800 centros en todo el mundo, llegando a tratar casi 2.5 millones de pacientes cada año. La marca está asociada con un servicio de calidad, profesionales calificados y un modelo de negocio eficiente.

Sí, permítanme ser políticamente incorrecto y asociar la salud a los negocios que funcionan. Se trata de una economía de escala, es decir, producir más a menor coste, llegar a más usuarios para rebajar los precios, sin descuidar la calidad; pero nada de eso hubiera sido posible sin el apoyo de los burócratas hindúes, que hacen posible el funcionamiento de este centro, permitiendo la importación libre de insumos y equipos médicos que permiten bajar costos, y otras medidas que fomentan el crecimiento de la iniciativa privada de salud india para beneficio de los más pobres.

* La imagen corresponde a Una lección de anatomía de Rembrand