Eliminar el salario mínimo

La existencia del salario mínimo afecta a los pobres, jóvenes, migrantes, etc., afecta directa e indirectamente a los menos calificados porque provoca desempleo. Aumentando el salario mínimo y mientras más alto sea, se provocará mayores costos de producción en una empresa, si son altos los costos de producción, son altos los precios del producto, siendo altos los precios de los productos, menor será la cantidad de bienes y servicios demandados, si existe poca demanda de bienes y servicios, se reduce la cantidad de puestos de trabajo.

El escritor Henry Hazlitt en su libro “La economía en una lección” expone magistralmente estos principios fundamentales, dice Hazlitt, que el salario es en realidad un precio, en nada ha favorecido denominarle de otra manera, porque el salario está regido por los mismos principios económicos de la oferta y la demanda, regulado por el mercado y la competencia. Además, los políticos pueden fijar el salario mínimo, pueden legislar y decretar el derecho de trabajo, pero no pueden garantizar el empleo; los decretos, por sí, no crean prosperidad ni trabajo.

Cuando se fija el salario mínimo, las empresas no pueden contratar por menos, y las personas no calificadas no pueden optar por empleos que podrían acceder aceptando salarios por debajo de lo fijado, creándose así una especie de monopolio de quienes se encuentran calificados, perjudicando a los pobres, migrantes y jóvenes, negándoseles el derecho de trabajar y ganar lo que su capacidad les permita, se impide a la sociedad beneficiarse de esas modestas prestaciones y se sustituye salario bajo por paro, porque el empleador no querrá tener problemas con la ley; también, optará por automatizar o tercerizar ciertas secciones para evitarse pleitos judiciales por la rigidez de las normas laborales.

Como el empresario no puede pagar esos salarios, aguinaldos, dobles aguinaldos, indemnizaciones, primas, desahucios, multas, sanciones, impuestos infernales, etc., tendrá que acogerse a la quiebra, los consumidores soportarán la pérdida del producto; al no existir puestos de trabajo, las personas optarán por el trabajo y comercio informal. Nadie es informal voluntariamente. La informalidad, como sabemos, en todas partes del mundo es causada por leyes malas y regulaciones excesivas. Luego, los municipios se encargan de extorsionar y reprimir a los vendedores ambulantes, imponiéndoles fuertes multas, exigiéndoles que cumplan normas absurdas, costosas e incumplibles, generándose un círculo vicioso de pobreza y desempleo; como vemos, el problema radica en el Estado.

La ley puede traer consecuencias negativas y no pretendidas para los más vulnerables, si se quiere tener buenos sueldos, se debe empezar por liberar las relaciones empleador – empleado, flexibilizar las normas laborales; es un hecho que las empresas necesitan de los trabajadores, en un sistema de libre contratación, las empresas competirían con buenos sueldos por los empleados calificados y darían trabajo a quienes no son calificados, fuera de lo que digan los marxistas, la acumulación de capital provoca inversión y mejora de tecnología y maquinaria, además, estas optan por invertir en capital humano, es decir, adiestrar y formar a sus empleados, los salarios reales son consecuencia de la producción, mientras más produce un empleado, más se beneficia la sociedad y es más valioso para su empleador; entonces, el Estado debe flexibilizar las normas laborales y eliminar todo tipo de trabas al crecimiento de las pequeñas y medianas empresas.