Argumentos liberales a favor de la vida

La legalización del aborto trae consigo un proyecto de ingeniería social propio del estatismo. Quienes defienden el aborto esperan del Estado no sólo que cambie la ley, sino la subvención del aborto. Además de la penalización y persecución de quienes se opongan o no presten ese servicio, violando de esta manera la decisión individual que implica rechazar esta práctica, por eso se pone en movimiento el aparato comunicacional e ideológico en las instituciones educativas, para hacer ver con buenos ojos, ese tipo de homicidio.

Este colectivismo, representado por las feministas de la tercera ola, utiliza el lema “es mi cuerpo, yo decido” para justificar el aborto; tal como si el no nacido fuera propiedad de la mujer, como antes los esclavos eran considerados parte del patrimonio del propietario, de la misma manera que las mujeres eran consideradas propiedad del esposo; ahora las feministas se arrogan para sí, el derecho de decidir la vida o muerte de un ser humano bajo su dependencia. No existe aspecto más antiliberal que cualquier tipo de esclavitud, nadie puede ser propiedad de otro.

De lo anterior, se desprende que la mentalidad abortista considere al feto, una especie de víscera, grano o verruga que debe ser eliminada, tal es la situación de dignidad y derechos del no nacido; como en el pasado se interrogaba sobre la humanidad o no de los indígenas; ahora se desconoce los derechos que puedan favorecer al no nacido, principalmente: el derecho a la vida.

Los progresistas en su calidad de justicieros sociales arguyen motivos económicos de la madre, pero nos preguntamos: ¿Si el embarazo implica un costo elevado para los pobres, también debemos aceptar el infanticidio como una solución ante la pobreza?, ¿los gastos en alimento, salud, educación, vestimenta, vivienda, etcétera, implica una carga muy elevada, entonces la madre tiene derecho a matar a sus hijos para otorgarse una vida más digna?

Por otro lado,si el embrión no puede considerarse ser humano, ¿por qué este no se desarrolla como amapola o caballo?; es obvio que su naturaleza y esencia son netamente humanos, incluso con una carga genética diferente al de la madre desde el primer día de la concepción.

Quienes consideran que el feto es una agresión al cuerpo de la mujer, no se detienen en pensar que la agresión se origina por quien tiene los medios y capacidad de causar daño al otro, cercenarlo, envenenarlo, desmembrarlo, etcétera, no notan la desventaja del feto frente a su madre.

La libertad implica responsabilidad, asumir las consecuencias de la propia conducta. Cuando los socialistas abogan por que el Estado pague los costos del aborto, lo que hacen es ampliar el Estado de bienestar con un pseudoderecho, no existe el derecho al aborto; entonces, esa libertad sexual irresponsable implica la violación de la libertad de terceros, es decir del no nacido, para que el Estado cubra los errores de quienes creen que la libertad es actuar sin responsabilidad; este es un caso de la paradoja de libertad ilimitada, que afecta derechos de terceros y anula o viola otras libertades. Este Estado de bienestar, desconoce el bienestar para el no nacido, porque es más fácil matar que dar vida y jerarquiza los derechos sexuales sobre el derecho a la vida.

Toda esta irracionalidad, subjetividad y manera ilógica, antiética y anticientífica de obrar, viene de la mano con la relativización de valores y principios, propio del posmodernismo, estos y otros argumentos estaré exponiendo en el ciclo de conferencias: “Reflexiones en torno a los argumentos médicos, legales y sociales contra el aborto desde una perspectiva familiar” en el auditorio principal del Campus Tupuraya en la Universidad Católica Boliviana de Cochabamba, el 4 de mayo a horas 19, evento que espera su participación, amable lector.