Bolivia es el mismísimo infierno

El analista español Diego Sánchez de la Cruz hace poco publicó un estudio en PanAm Post concluyendo que Bolivia es un infierno tributario. Nosotros presentamos anteriormente varios artículos sobre este aspecto: “Terrorismo tributario en Bolivia”, “Bolivia: el infierno fiscal”, “¿Don Fisco debería leer a Smith?”, “Los infiernos fiscales”, “Desplumar gansos”, etcétera, porque debe quedar claro y para nadie debe ser desconocido que Bolivia es el averno del contribuyente en Latinoamérica.

Para medir los parámetros infernales se suele tomar como indicador de referencia la presión fiscal que mide el peso de los impuestos sobre el Producto Interno Bruto (PIB). Según Sánchez de la Cruz, la base de datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) nos dice que Bolivia, Argentina y Ecuador son los tres países de América Latina en los que los impuestos se llevan un mayor porcentaje de la riqueza creada. El Estado boliviano es el campeón, número uno en el robo de riqueza generada por los ciudadanos.

Somos campeones en la presión fiscal, conclusión basada en el famoso índice del economista Henry J. Frank (1959), que divide la presión fiscal entre el PIB per cápita y a continuación multiplica el resultado por 1.000, sobre este punto, cabe mencionar que no es lo mismo que la presión fiscal se ejerza sobre países ricos que en países pobres, ésta es la tragedia de Bolivia, un país pobre con una presión fiscal asfixiante para gastos millonarios como el Museo de Evo, que rinde culto a la “evolatría”.

El Estado de Bolivia se jacta de recaudaciones tributarias que superan las recaudaciones de otros Gobiernos. Qué paradójico, el supuesto Gobierno de los pobres es el que más los presiona y los trasquila, lo publica y se siente orgulloso, muestra cómo superó anteriores etapas y Gobiernos estatistas y mercantilistas, tomando en cuenta que ni en los Gobiernos de dictaduras militares se recaudaba y presionaba tanto como ahora, mientras los políticos e intelectuales que nunca han producido nada, no dicen nada al respecto.

Pero Sánchez de la Cruz no se queda con la medición de Frank también utiliza la medición de Joaquín Trigo y Mercedes Pizarro, ¿y, adivinen qué?, Bolivia también es campeón como infierno fiscal, mientras Costa Rica, Panamá, Chile y Uruguay están a la cola. Por donde se mida, Bolivia es un infierno tributario y los opulentos bolivianos bailan la diablada impositiva a la cabeza de Don Fisco.

Mientras escribo este artículo, están empezando a entrar en vigencia nuevos impuestos, como el impuesto creado por la Ley de Creación del Fondo de Fomento, Promoción y Facilitación del Turismo y Contribución Especial que impone tributos a turistas que ingresen a Bolivia, como si Bolivia fuera un lugar de alta demanda turística, preferible a Brasil, Perú o Argentina. Tan desesperados están, que ahora han optado por penalizar la pobreza con la implementación de un Decreto Supremo que aumenta los aranceles hasta un 15 por ciento para la importación de electrodomésticos de línea blanca y negra, incluyendo celulares y televisores. Si era difícil acceder a teléfonos celulares, reproductores de sonido y video, televisores con pantalla plana, aspiradoras, microondas, lavavajillas y otros, ahora será peor, los pobres no podrán acceder a productos que no se producen en Bolivia. Asimismo, se proyecta una norma para incrementar el tributo que deben pagar los bancos por sus utilidades.

En estas circunstancias, no esperemos mejores días para Bolivia, la realidad y experiencia nos demuestran que los infiernos fiscales ahogan la producción y aumentan la pobreza, mientras esto no se reconozca y los contribuyentes no se hagan respetar frente al saqueo gubernamental y despilfarro, Bolivia seguirá siendo el campeón de los lugares indeseables para vivir.