¿Quienes ganaron la Guerra del agua?

Durante abril del 2000 en las jornadas violentas de la Guerra del Agua murió el joven de 16 años Víctor Hugo Daza y fueron heridas un centenar de personas, movilizadas por un conflicto que involucraba diversos temas: el aumento de la tarifa de agua para subvencionar el proyecto Misicuni, expulsar una empresa transnacional, derrocar al presidente Banzer, quebrar la institucionalidad político partidaria, romper con el modelo capitalista, etc.

 

Entonces, aparecieron un grupo de dirigentes que se organizaron en torno a la Coordinadora del Agua y la Vida, aprovecharon de estas ambiguas demandas para azuzar a la gente y armar el conflicto en las calles. Ni el gobierno, ni los dirigentes midieron sus acciones para frenar la ola de violencia que cobró la vida de una persona.

 

Se logró expulsar a la transnacional del país y los “guerreros” Gabriel Herbas, Jorge Alvarado, Luis Sánchez y Omar Fernández, ocuparon puestos importantes en el gobierno, tal como si se tratase de un premio por sus acciones bélicas, pero los que pusieron el pecho a las balas están olvidados como soldados desconocidos.

 

Posteriormente, el imitador del Che y el Comandante Marcos: Oscar Olivera recibió el 24 de abril de 2001 el Premio Ambiental Goldman consistente en 125.000 $us., este premio fue creado por Richard y Rhoda Goldman, Richard un judío norteamericano fundador de la compañía Goldman Seguros y Gestión de riesgos; mientras que Rhoda es una de las herederas de Levi Strauss, el fundador de la poderosa empresa de confección de pantalones de mezclilla Levi Strauss & Co.

 

Olivera fue hasta el imperio norteamericano para recibir su premio, paseo por Estados Unidos y recibió la plata de las manos del capitalismo exitoso, cogió el pan de aquel modelo económico que tanto desprecia de boca para afuera pero que alegremente aplaude cuando recibe sus beneficios materiales, entonces hábilmente junto con sus camaradas de lucha decidió crear una institución llamada Fundación Abril, esta organización financiada con el capital de una transnacional que vende jeans mundialmente.

 

 

¿Sirvió de algo el derramamiento de sangre del joven Daza?, en palabras del propio Olivera: “Hemos ganado, pero al mismo tiempo hemos perdido. Lo que hoy nos toca hacer es volver a ponernos de pie y recuperar la política, la economía”. (La Razón, 04 de enero de 2015). Pero nosotros creemos que hemos perdido, y lo que nos toca hacer como  bolivianos es tratar de no resolver los problemas en la calle con derramamiento inútil de sangre, no confiar en demagogos y oportunistas que pasaran a la historia como los impulsores de la desinstitucionalización del Estado.

 

Los resultados, las cifras y los datos están ahí, Semapa está igual o peor que antes, la falta de abastecimiento de agua potable provoca  la mortalidad de cuarenta niños por mes en barrios marginales según investigaciones de Roberto Laserna (La guerra del agua, 2013), y los beneméritos de la guerra no pueden resolver el problema de Misicuni por su incapacidad, ¡ni formando parte de su directorio!

 

Entonces, debemos reflexionar sobre esta derrota y darnos cuenta como ha perdido la democracia con el avance de la dictadura del sindicalismo, tomando en cuenta que ni los fabriles soportan a Olivera. Por otro lado, no es necesario descubrir nada nuevo bajo el sol y debemos tratar de imitar modelos exitosos de gestión de servicios de agua y alcantarillado que este fuera de las manos del Estado y de oportunistas que no conocen de ingeniería ni administración.