¡Que Invierta su Puta Madre!

El académico anarcocapitalista Jesús Huerta de Soto en una conferencia ante el Instituto Juan de Mariana cuyas imágenes podemos ver en Youtube, va explicando cuán difícil es hacer empresa e invertir con las reglas del estatismo, con una simpleza propia de un docente universitario accesible incluso para no iniciados en los estudios económicos; advierte como el papá Estado empieza a perseguir a los nuevos emprendedores, ya llegan las regulaciones, la mitad de los inspectores van a visitarlo, suman las sanciones, luego si gana algo le van a exprimir, van a quitarle la mitad de la renta, impuestos a la propiedad, transferencia, consumo, más, más y más; luego sólo cabe como argumento válido la expresión de Huerta de Soto: “¡que invierta su puta madre!”, esta frase, que ahora se luce en vistosas sudaderas, resume el hartazgo frente al abuso de poder político, control, regulaciones y multas.

También los empleados están sometidos por estos abusos, por el impuesto a la renta tendrían que exclamar: ¡que trabaje su puta madre!, ya que parte de su trabajo mensual lo destinan al patrón más grande: El Estado, como si uno fuese siervo del mismo, destina parte de sus horas de trabajo a las arcas estatales, como bien lo hará notar Murray Rothbard en: “Hacia una nueva libertad. El manifiesto libertario”, parte de la esencia de la esclavitud es el trabajo forzado de alguien que recibe poca o ninguna paga. El Estado se queda con frutos de nuestro trabajo. Pero eso no es todo, los empleadores están obligados a perder tiempo, trabajo y dinero en la tarea de deducir y transferir los impuestos de la renta al Estado, como agentes de retención son esclavos recaudadores del Estado, a quienes no se les paga nada por esta tarea. Continua el insulto a la dignidad de los contribuyentes, porque esté tiene que contabilizar y llenar formularios en una ardua e ingrata labor de calcular cuánto le debe al Estado, para eso también hay gasto de trabajo, tiempo y dinero, porque se requiere de un profesional para el asesoramiento. Estos formularios que tiene calidad de declaración jurada violan el Principio jurídico de No declarar contra uno mismo, cada vez que un contribuyente llena un formulario esta autoincriminándose, porque luego estas declaraciones servirán de prueba en su contra, estas pesadas cargas las asumen los ciudadanos sin recibir remuneración alguna, a parte de los tributos que tienen que pagar. No existe el pago de impuesto en forma fácil.

Pero son las clases improductivas, como los políticos, quienes se benefician de estos estrangulamientos, o los clientes políticos como electores que tienen privilegios, subvenciones, subsidios, monopolios o negocios con el Estado. Por ejemplo, un gobierno en época electoral puede ofrecer rentas, aguinaldos o subsidios solo por obtener votos de parte de las masas; así pagan la campaña política con el dinero de otros, que tal vez estén en contra de las políticas del gobierno y sus favoritismos, el economista Ludwig von Mises nos enseñó que: “Un subsidio nunca es pagado por el gobierno por sus propios fondos; es a expensas del pagador de impuestos que el estado otorga subsidios”.

Los empresarios mercantilistas de vieja y rancia actividad de prostitución con los gobernantes de turno se benefician del banquete, porque son ellos los que proveen de insumos y ejecutan obras con sobreprecio, de mala calidad y seguramente evadiendo impuestos. En esta cadena de injusticias, los gobernantes deciden que empresas públicas y privadas favorecen con nuestros impuestos. Lo peor es que el ciudadano permita que los gobernantes utilicen las arcas como su hacienda personal o dependan de los mendrugos que el papá Estado les ofrezca, si es así: ¡que invierta su puta madre!